Qué hacer si la entrevista no va como esperabas
Las entrevistas laborales son etapas cruciales en la búsqueda de empleo, donde cada candidato tiene la oportunidad de demostrar su idoneidad para el puesto en cuestión. Sin embargo, a veces, la realidad de la entrevista no coincide con nuestras expectativas, lo que puede generar ansiedad, frustración e incluso desesperanza. Por lo tanto, es esencial contar con un conjunto de estrategias y técnicas que nos permitan reaccionar adecuadamente cuando las cosas no salen como lo habíamos planeado. En este artículo, exploraremos a fondo qué hacer si la entrevista no va como esperabas, ofreciendo consejos prácticos y reflexiones enriquecedoras para salir adelante.
Las posibilidades de que una entrevista no se desarrolle de la manera más favorable son muchas y varían desde inesperadas preguntas difíciles hasta problemas de comunicación. Esto no solo puede impactar en tu confianza y presentación, sino que, en ocasiones, puede llevarte a pensar que podrías no obtener el trabajo. Sin embargo, es fundamental mantener la calma y adoptar una perspectiva constructiva que te permita seguir adelante, aprender de la experiencia y, si es necesario, prepararte mejor para futuras oportunidades laborales. En los siguientes apartados, abordaremos diversas facetas de este problema, proporcionando una guía completa que te ayudará a afrontar esas situaciones incómodas en una entrevista laboral.
Reconocer el desvío en la entrevista
Uno de los primeros pasos que debes asumir cuando te das cuenta de que la entrevista no está yendo como esperabas es reconocerlo. Esto puede sonar simple, pero en realidad, puede ser complicado, ya que a menudo la mente tiende a evitar enfrentar situaciones incómodas. Aceptar el desvío y los puntos problemáticos de la entrevista es fundamental para configurar tu enfoque y actitud en el momento presente. Aquí exploraremos diversos aspectos de esta fase de reconocimiento y cómo gestionarlos de forma efectiva.
Señales de que la entrevista no está yendo bien
- Sentimientos de inseguridad: Si empiezas a sentir que no puedes responder adecuadamente a las preguntas, es una clara señal de que necesitas reposicionar tu enfoque.
- Pocas preguntas de seguimiento: Cuando el entrevistador no muestra interés en tus respuestas y se limita a las preguntas iniciales, podría ser un indicio de que no estás conectando con el propósito de la entrevista.
- Respuestas vagas: Si tus respuestas son imprecisas o tus ejemplos no son lo suficientemente sólidos, esto puede hacerte perder la credibilidad ante el entrevistador.
- Ambiente incómodo: Durante la charla, si percibes un ambiente tenso que afecta tanto a ti como al entrevistador, es probable que las cosas no estén fluyendo de la mejor manera.
Aprender a manejar la presión emocional
Cuando una entrevista se vuelve complicada, es natural que surjan emociones distintas, desde la ansiedad y el estrés, hasta la frustración y la desilusión. Manejar estas emociones puede ser la clave para no solo recuperar el enfoque, sino también para salir de la situación con una mejor perspectiva. Es fundamental que des prioridad a tu bienestar emocional, y aquí te explicamos algunas estrategias para lograrlo:
Respiración consciente y relajación
Una técnica comprobada que puede ayudarte a gestionar la presión emocional es la respiración consciente. Al dedicar unos momentos a respirar profundamente, puedes calmar tu mente y tu cuerpo. Este simple acto puede hacer maravillas para reducir la ansiedad y permitir una reflexión más clara. Comienza cerrando los ojos, inhala profunda y lentamente por la nariz contando hasta cuatro, retén el aire por un par de segundos y exhala suavemente contando hasta seis. Repite este proceso varias veces hasta que sientas que la tensión se disipa.
Visualiza resultados positivos
La visualización es una técnica poderosa utilizada en diversas disciplinas, desde el deporte hasta el desarrollo personal. Antes de la entrevista, y especialmente en el momento en que sientes que las cosas no van bien, tómate unos minutos para cerrar los ojos e imaginar cómo sería un resultado exitoso. Imagínate respondiendo con confianza y claridad, viendo al entrevistador asintiendo con aprobación. Esta visualización positiva puede cambiar tu estado mental y la forma en que te presentas a ti mismo.
Recapitular y ajustar tu enfoque durante la entrevista
Si llegas a la conclusión de que la entrevista no está resultando como esperabas, una de las mejores acciones que puedes tomar es recapacitar sobre lo que ha sucedido hasta ese momento. Haz una pausa mental para recalibrar tu enfoque. Echemos un vistazo a cómo puedes realizar esto de una manera estratégica y efectiva durante el transcurso de la entrevista.
Haz preguntas clarificadoras
Si sientes que no estás en la misma sintonía que el entrevistador, no dudes en plantear preguntas clarificadoras sobre lo que se espera de ti. Preguntas como “¿Podrías darme más detalles sobre lo que buscan en un candidato?” pueden ayudar a orientarte y dirigir la conversación hacia aspectos que son más relevantes para ti y para el rol. Esta táctica no solo muestra tu interés, sino que también puede abrir la puerta a una conversación más rica y valiosa.
Redirigir la conversación hacia tus fortalezas
Si te das cuenta de que alguna de tus respuestas ha sido débil o ha suscitado la falta de interés, no dudes en redirigir la conversación hacia tus capacidades y fortalezas usando respuestas más robustas a las preguntas. Puedes empezar con frases como “Considerando lo que acabo de decir, creo que podría ser más pertinente compartir una experiencia que demuestre cómo superé un desafío en mi trabajo anterior...” Esto puede revitalizar el interés del entrevistador y devolver el enfoque a tus habilidades y logros positivos.
Evaluar tu rendimiento después de la entrevista
Una vez que la entrevista ha concluido, es crucial dedicar tiempo a reflexionar sobre como te desempeñaste en ella. Este es un paso vital en tu proceso de crecimiento profesional. La autoevaluación puede ofrecerte una perspectiva sobre qué áreas necesitas mejorar y cómo puedes abordar situaciones similares en el futuro.
Identifica tus puntos fuertes y débiles
Al evaluar tu rendimiento, trata de identificar claramente tus puntos fuertes y débiles. Tal vez te diste cuenta de que tienes una gran habilidad para comunicarte, pero que luchaste con preguntas técnicas. Una vez que hayas identificado los aspectos que manejaste bien, asegúrate de reconocerte y celebrarte a ti mismo. Por otro lado, reconoce los puntos que te hicieron sentir incómodo y define un plan de acción que te ayude a trabajar en ellos antes de tu próxima entrevista. Esto puede incluir una mayor preparación sobre temas específicos o la práctica de respuestas en voz alta con un amigo o familiar.
Solicitar feedback, si es posible
Si tienes la oportunidad, no dudes en solicitar feedback al entrevistador. Aunque no todos los entrevistadores están dispuestos a proporcionar comentarios, un simple correo electrónico puede abrir la puerta a valiosas percepciones sobre tu desempeño. Pregunta amablemente si podrían dar detalles sobre cómo percibieron tus respuestas y si hay áreas que deberías trabajar más en el futuro. Esto brindará información clave para tu desarrollo profesional.
Conclusión
Las entrevistas laborales pueden resultar desafiantes e inciertas, y hay momentos en que las cosas simplemente no van como lo esperabas. Sin embargo, reconocer esa realidad, manejar tus emociones, ajustar tu enfoque y reflexionar sobre la experiencia posterior son pasos fundamentales que pueden enriquecer no solo tu próxima entrevista, sino también tu desarrollo profesional a largo plazo. No todas las entrevistas llevarán al resultado esperado, pero cada una ofrece una oportunidad para aprender y crecer. Mantén la mente abierta y una actitud positiva, y estarás mucho más preparado para enfrentar y superar los desafíos que te presente el futuro. ¡Buena suerte en tu búsqueda de empleo y en cada una de tus entrevistas futuras!
Deja una respuesta
Entradas relaciondas